Salí del bar y lo vi, esquivando a la gente con la lengua afuera y la mirada desatada: el mismo perro que nos había seguido la noche anterior. En ese segundo me prometí escribirlo todo.
miércoles, 24 de agosto de 2011
Lo blando al fin
Digo: "Ey, este ego está tan blando que casi no puede marcar la hoja".
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